Después de días de sequía, finalmente llegó la lluvia, y muchos la recibimos con alegría.
Sin embargo, al dueño de un negocio en el centro de la ciudad le llovió sobre mojado.
Curt Broomfield, dueño de South Beach Grill, dice que cada vez que llueve muy fuerte, las aguas pluviales indundan el alcantarillado.
La presión se acumúla y las aguas negras no tienen a donde ir.
Y a consecuencia terminan en su restaurante.
Es una situación con la que ha lidiado en numerosas ocasiones en los últimos tres años.
Broomfield no es el único que a tenido que lidiar con este problema.
Al parecer, lo mismo le a pasado a un departamento y a un taller vecino.
Según Broomfield, todo comenzó cuando la ciudad terminó la fase uno del proyecto de ampliación de la calle Chaparral.
Y a pesar de que ha intentado que la ciudad haga algo al respecto, hasta la fecha no se ha resuelto nada.
