En un fallo de ocho a uno, la corte suprema de los Estados Unidos puso del lado de John Henry Ramirez, permitiendo que un pastor ore y tenga contacto con él durante su ejecución.
Este fallo no evitará su ejecución.
Ramirez fue sentenciado a pena de muerte por el asesinato de Pablo Castro durante un intento de robo en una tiendita en 2004.
Él tendría que haber sido ejecutado en Septiembre, pero una corte suprema le otorgo una pausa en la orden de ejecución para que se diera un fallo en relación a su solicitud.
El estado de Texas había argumentado que acceder a la solicitud de Ramirez interrumpiría su ejecución.