Un salón de pintura al cual la gente suele acudir para reunirse entre amigos tuvo que adaptarse para poder seguir operando durante la pandemia.
En Crazy Picasso se organizaba fiestas en persona con clases de pintura, y también habían rifas y juegos.
Pero cuando la pandemia comenzó, su dueña Donna Tiemann decidió dar las clases de forma virtual.
Sin saber si funcionaría, se llevó una gran sorpresa al ver que sus eventos y clases de pintura estaban siendo reservados en todo el país.
"Se comenzaron a comunicar clientes de todo el país”, dijo Tiemann. “Esto ha sido muy divertido y emocionante, y con toda la gente en sus casas y con todo lo que está pasando, pintar y tomar clases en casa le trajo alegría a muchas personas”.
Ahora Crazy Picasso está abierto al público otra vez, también sigue contando con eventos en línea.